¿Cómo examinar mis lunares?
“Vengo a mirarme las lunares” suele ser una frase muy común para el dermatólogo, gracias a una mayor conciencia de la población sobre la importancia de revisarlas. Por fortuna, las campañas que vienen realizando los dermatólogos han calado hondo y la gente acude con esta consulta mucho más que años atrás.
También la práctica diaria se utiliza el término “pecas” y aunque coloquialmente podamos expresarnos así hay que recalcar que las pecas verdaderas son sinónimo de efélides, que nada tienen que ver con el tema en cuestión. Para decirlo de una forma sencilla, las pecas verdaderas son aquellas pequeñas manchas marrones que ves en la cara y zonas expuestas de un niño rubio o pelirrojo “pecoso”.
A lo que vamos a referirnos pues, es a los lunares, cuyo término médico es nevus.
¿Qué son los lunares?
Los lunares son formaciones benignas de la piel constituidas por las células que le dan color a la misma y que se llaman melanocitos.
Casi todo el mundo tiene algún lunar, unos más y otros menos. Hay familias enteras que tienen más predisposición por cuestiones genéticas. Algunas personas pueden tener más de 100, otros 10 o menos.
La mayoría aparecen en la primera década de la vida y pueden ir aumentando en número hasta los 30-40 años. El embarazo y la pubertad son momentos donde los lunares pueden aumentar en número o tamaño. Pueden aparecer en cualquier lugar de la piel, aunque los sitios más comunes son la cara, la espalda y los brazos.
¿Cómo se desarrollan ?
Cada lunar presenta una forma de crecer diferente. Muchos aparecen como una mancha marrón que, progresivamente en el tiempo, va aumentando de tamaño. Con el paso de los años se van haciendo más salientes o verrugosos y se vuelven más claros, incluso color piel. El tamaño habitual suele ser entre 5 y 10 milímetros, aunque pueden ser mucho mayores o incluso gigantes. Pero hay muchos tipos y variedades diferentes, por lo que siempre es bueno consultar a un dermatólogo.
Los nevus que aparecen al nacimiento o durante el primer año de vida se llaman nevus congénitos.
¿Por qué son tan importantes ?
Hay algunos lunares que pueden tener una transformación no deseada y hacerse malos. Por otra parte, puede haber manchas que aparezcan y no ser lunares sino tumores. Y también los hay que son inofensivos. Por eso es tan importante que al menos una vez al año los vea un dermatólogo. Sin embargo la auto exploración es muy importante y una forma eficaz de detectar lesiones peligrosas de forma precoz.
Los signos para prestar atención son:
– Si son simétricos o asimétricos : si mentalmente los dividimos por la mitad ¿se parecen las dos mitades? ¿O una parte va “para allí” y la otra para “allá”?
– Si los bordes son regulares o irregulares: ¿es el borde homogéneo o irregular como un huevo frito, con bordes que se difuminan y no quedan claros?
– Si hay alguno que parezca “el patito feo”, distinto de todos los demás, ya sea por su color o aspecto
– Los que han experimentado un cambio reciente en su forma , tamaño o color
– Aquellos que se hayan inflamado o sangrado
Todos estos signos no indican necesariamente que ya tienes algo malo. Son signos de alarma que deben motivar una consulta al dermatólogo para asegurarte, porque muchas veces hay sustos innecesarios. Recordemos que en la piel hay muchas “verrugas” y manchas (ver el artículo ¡Tengo verrugas! en este mismo blog). A veces lo que está inflamado es una queratosis seborreica, lesión completamente benigna. Y en este caso no tiene mayor importancia. O lo que sangra es un pequeño fibroma blando que se enganchó con alguna cadena y se lastimó. Por eso siempre es importante un diagnóstico correcto. Y por eso esta pequeña guía es para comentar algunos signos que pueden llamarte la atención y en ese caso acudir al dermatólogo, quien en definitiva te dirá si tiene importancia o no la tiene en absoluto.
Este post es meramente divulgativo, de carácter general y no particular. A través de este medio no se realizan tratamientos ni comentarios sobre casos particulares.
Al ser de carácter público no se alienta la publicación de datos personales ni la historia clínica individual.