¿Qué son los disruptores endocrinos?
Los disruptores endocrinos son sustancias químicas, contaminantes ambientales que aún en pequeñas cantidades son capaces de alterar el equilibrio de las hormonas corporales (de ahí el nombre endocrino, que hace referencia a las hormonas).
Estas sustancias afectan tanto a personas como animales. Si bien hay legislación sobre la cantidad de tóxicos permitidos, la realidad es que si estamos en contacto con muchos tóxicos, aún en cantidades muy pequeñas, estos tóxicos suman… y van enviando señales erróneas a las hormonas y enzimas de nuestro cuerpo, de modo que el organismo queda “confundido” y comienza a dar problemas.
¿A qué hormonas afecta especialmente? Sobre todo a las que tienen una especial sensibilidad a los tóxicos: la glándula tiroides y los órganos de reproducción.
¿Qué problemas pueden estar relacionados con los disruptores endocrinos?
– Trastornos de reproducción masculinos y femeninos (disminución de la calidad del esperma, infertilidad, pubertad precoz, etc)
– Problemas cardiovasculares
– Enfermedades neurológicas (autismo, Parkinson, problemas de memoria, déficit de atención, etc)
– Trastornos metabólicos (obesidad, diabetes, etc)
– Mayor incidencia de cánceres relacionados con hormonas (mama, próstata, testículo, tiroides)
– Problemas inmunológicos
Estas sustancias tienen efectos sobre la fauna y por lo tanto un impacto medioambiental importante.
¿Qué sustancias son disruptores endocrinos?
– Sustancias similares a los estrógenos: hay una gran variedad de tóxicos ambientales con una estructura similar a los estrógenos, de modo que es fácil comprender que interfieran de modo importante con la actividad reproductiva y hormonal
– Productos químicos fabricados por el ser humano: pesticidas, aditivos, productos industriales. Entre ellos destacan los PCBs, dioxinas, benzopirenos, ftalatos, bisfenol A, DDT y metales pesados, como plomo, mercurio y cadmio.
¿ Dónde están los disruptores endocrinos?
Hay muchos productos reconocidos como tóxicos, sin embargo, los más conocidos son:
1- Alquifenoles: materia prima para la fabricación de detergentes o ropa, aunque su uso en Europa está restringido
2- Bisfenol A: materia prima usada para fabricar pinturas y plásticos con resina epoxi y policarbonato. Puede liberarse de las latas de conservas recubiertas de plástico, envases y utensilios de cocina elaborados con policarbonato y papel térmico de los tickets de compra. Ya fueron eliminados de los biberones
3- Ftalatos: plastificantes de plásticos PVC usados en juguetes, textiles, moquetas, cortinas y otros
4- Sustancias perfluoradas: impermeabilizadas y antiadherentes. Usados en utensilios y papel de cocina, antiadherentes, tejidos, moquetas e hilo dental
5- Piorretardantes bromados (PBB): retrasan las llamas en tapicerías, equipos eléctricos y electrónicos y materiales aislantes de construcción
6- Parabenos: conservantes usados en cosméticos y de higiene personal como cremas, geles y champús
7- Pesticidas organoclorados: usados como plaguicidas de jardines y huertos.
8- PCB: contaminantes de alimentos que provienen de residuos de viejos equipos eléctricos
9- Dioxinas policloradas: formadas en la incineración de residuos
¿Estamos rodeados de tóxicos?
Mirando esta lista podemos pensar… ¡socorro! Es una realidad: vivimos en un mundo tóxico. Y estos elementos están en cantidades muy pequeñas cada uno, cantidades toleradas y permitidas. Lo que parece importar es la suma de muchas dosis pequeñas de distintos tóxicos.
¿Podemos hacer algo? ¡Claro que sí! Y algunas no son tan complicadas:
Algunos consejos prácticos
– Utilizar cosméticos y productos de higiene personal libres de parabenos. Por suerte la presión de los consumidores ha hecho que disponer de ellos hoy en día sea algo habitual y frecuente. Es una tendencia en cosmética que cada vez más se lean las etiquetas: “libres de parabenos”.
– Si tienes sartenes y cazos de cocina viejos, de aquellos que se les ha saltado parte del recubrimiento antiadherente (nunca usarlos cuando están en esas condiciones, es cuando más peligrosos son!) buscar utensilios de cocina con base cerámica y libres de tóxicos. Alguna vez habrás visto sartenes con la etiqueta : “libres de PFOs”. Pues bien, esos PFOs son las sustancias perfluoradas comentadas en el punto 4. Es importante mirar las etiquetas: sin PFOs, sin cadmio son mejores pero, claro… también más caras. Si no puedes permitírtelo, al menos no utilices las que tienen el fondo antiadherente desconchado.
Pero además…
– Siempre que sea posible consumir productos frescos y no envasados, en lata o procesados industrialmente. Siempre tendrán menos “cosas”.
– Los plásticos son peligrosos… sobre todo cuando se calientan. Cuidado con el botellín de agua que llevamos en el coche mientras entra el sol, cuidado con las fiambreras que calentamos en el microondas, cuidado con el film transparente con que cubrimos un plato mientras lo calentamos: el calor favorece en todos los casos la migración desde el producto hasta el alimento. El vidrio es mucho mejor material tanto para el agua como para las friambreras. Si tenemos que calentar nuestra comida al microondas elijamos pues recipientes que no sean de plástico y si de vidrio. El agua es más complicada porque hay muy poco en vidrio pero al menos tengamos mucho cuidado en no dejar las botellas plásticas expuestas al calor.
Estas son algunas ideas simples y sencillas pero recordar que lo mejor es convertirnos en consumidores responsables y pedir tanto a las autoridades como a los fabricantes que los productos de nuestro día a día tengan los menos tóxicos posibles.
Este post es meramente divulgativo, de carácter general y no particular. A través de este medio no se realizan tratamientos ni comentarios sobre casos particulares.
Al ser de carácter público no se alienta la publicación de datos personales ni la historia clínica individual.