Bacterias amigas y microbioma humano
¿Existen las bacterias amigas?, os podéis estar preguntando. ¿No es que causan infecciones y enfermedades?. Cualquiera de estas dos preguntas esconde verdades así que vamos a analizarlas en detalle.
Microbioma humano
Lo cierto es que los seres humanos… no somos sólo humanos! Nuestro cuerpo está compuesto por unos 10 billones de células humanas y…¡100 billones de células bacterianas! En concreto: las bacterias superan unas 10 veces nuestras propias células! Puede parecer asombroso pero es la pura realidad.
Os preguntareis: vaya, yo que estoy limpio, que me ducho y mantengo la higiene de mi hogar… ¿dónde están estas bacterias?
De las especies bacterianas que habitan en nosotros:
- entre 5.000 y 35.000 están en el intestino
- entre 300 y 500 en la boca (después de todo algún gracioso poco romántico dijo alguna vez que un beso es un intercambio de bacterias…)
- 120 en la piel…
Esta enorme cantidad de bacterias de nuestro microbioma cumple diversas funciones en nuestro cuerpo, que podríamos agrupar como:
- Simbiontes (las que están en simbiosis con nuestras propias células). La simbiosis por definición es la asociación íntima de organismos de especies diferentes que se benefician mutuamente en su desarrollo vital). Vamos, que les proporcionamos calor, nutrientes y protección y ellas nos aportan una serie de propiedades, desde fabricar vitaminas, metabolizar hidratos de carbono y proteínas y ayudar en la regulación de importantes funciones. Son las «bacterias amigas»
- Comensales: éstas… ni frío ni calor. Ni ayudan ni perjudican. Ahí están…
- Patobiontes: son aquellas que, si bien pertenecen a la flora normal, cuando se multiplican en cantidad mucho más de lo que debieran producen inflamación y diversos problemas. Un ejemplo de esta circunstancia lo tenemos en la disbiosis intestinal (ver post anterior)
Volviendo a las primeras frases de este post: ¿causan infecciones y enfermedades? Pues sí! Hay unas 100 especies bacterianas patógenas para el hombre. Esas que no deberían estar nunca porque su presencia sólo trae problemas y no forman parte íntima de nuestro ser normal.
Ya vemos pues que, para explicarlo de forma sencilla, hay “bacterias amigas, neutras y malas”.
Genoma humano y microbioma
Lo cierto que el estudio del microbioma (se refiere a microbios en general) es uno de los terrenos que genera más investigación hoy en día.
Y …¿por qué?, os preguntareis.
El estudio del genoma humano que se inició en los años 90 del pasado siglo y se dio por finalizado entre 2003- 2005 representó un avance inmenso para la ciencia. Al fin se pudieron secuenciar los genes de nuestro cuerpo y esto supuso un enorme impulso para el estudio de los procesos de salud y enfermedad.
Pero ahora los científicos se han dado cuenta que tenemos un segundo genoma: los miles de millones de los genes de las bacterias que habitan en nosotros, unas 10 veces más que el material genético de nuestras células!
¿Qué bacteria toca tu piano?
Y esto supone una diferencia muy grande. Para explicarlo tomaré prestado un ejemplo magistral del Dr Alessio Fasano, pediatra gastroenterólogo e investigador y una de las máximas autoridades en gluten y enfermedad celíaca:
Imaginaros un piano: puede ser uno de concierto, grande, caro y elegante. O uno más humilde, pequeño y barato. Pues bien: ese piano sería nuestro genoma, nuestros genes, lo que traemos al mundo. Al piano no lo podemos modificar, ahí está… Pero no suena solo: necesita un intérprete, que puede ser Mozart, Elton John, o tu vecino que ha empezado a estudiar hace 1 semana y aporrea las teclas de un modo poco agraciado.
El hecho es que si es Mozart el que toca tu humilde piano seguro sacará mejor sonido que el del instrumento de concierto aporreado por el vecino… Así pues la idea es buscarse buenos “intérpretes” para tu peculiar concierto. No podemos modificar el instrumento original pero si los intérpretes. Y esa es la idea que cada vez avanza más en el mundo de la ciencia: la utilización de probióticos (bacterias amigas proporcionan beneficios para el organismo) para ayudarnos a regular funciones desequilibradas.
Y no sólo se utilizan en problemas intestinales sino que se estudian sus propiedades para regular flora bucal, vaginal y hasta cutánea.
Las bacterias amigas intestinales comen fibra soluble, de modo que los alimentos que la contienen ayudan a «criarlas» (por ejemplo el konjac y la inulina)
Ya que las bacterias forman parte de nosotros lo importante es mantener una flora adecuada y saludable que nos ayude a mantener la salud. ¡El mejor intérprete para tu piano!
Este post es meramente divulgativo, de carácter general y no particular. A través de este medio no se realizan tratamientos ni comentarios sobre casos particulares.
Al ser de carácter público no se alienta la publicación de datos personales ni la historia clínica individual.
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Muchas gracias querido Dr Palma. Siempre en cabecera de los últimos conocimientos y con verdadera devoción por el conocimiento. Aportaciones que enriquecen y dan gusto, así aprendemos todos. Muchas gracias!