Colesterol y sus múltiples caras
Hoy en día no se puede decir que el colesterol sea un desconocido: anuncios de la tele, noticias, revistas… Sin embargo, sólo se lo cita como un convidado de piedra, como si fuera la encarnación del Mal, como si estuvieras andando por los prados alegremente y de pronto te atacara por sorpresa…
La finalidad de esta nota es hablar de las múltiples acciones que tiene esta sustancia en nuestro cuerpo, que no pasan sólo por un malintencionado intento de tapar las arterias.
¿Qué es el colesterol?
El colesterol es una grasa saturada. Las grasas pueden ser saturadas o no saturadas y estos términos se refieren a su composición química, de la que no vamos a entrar en detalle. Para que nos quede una imagen del asunto, las grasas saturadas son sólidas a temperatura ambiente, por ejemplo, la mantequilla, mientras que las grasas no saturadas tienden a ser líquidas a temperatura ambiente, por ejemplo, el aceite de oliva.
Estos datos son importantes porque hay que saber que la membrana plasmática, o sea, la capa externa que recubre cada célula del cuerpo, sea de donde sea, tiene en su composición tanto grasas saturadas como no saturadas. Es importante que esta composición se mantenga en equilibrio, porque si hay demasiadas grasas saturadas la membrana se vuelve dura y rígida y no puede realizar las funciones de intercambio con el resto del cuerpo. Pero a la inversa, si tiene muy pocas grasas saturadas y demasiadas insaturadas, se vuelve demasiado blanda y floja, como si fuera un flan, y tampoco es bueno para la célula.
Por tanto, ahí tenemos una de las acciones positivas del colesterol: añadir el “puntito” de dureza necesario para que – en condiciones de equilibrio- la célula pueda reaccionar bien con su entorno.
¿Qué otras funciones tiene el colesterol?
Actúa como precursor de:
– vitamina D. Esta vitamina, tan importante para los huesos y las defensas, no se ingiere con la alimentación sino que se forma en la piel… ¡a partir del colesterol que tenemos en la superficie cutánea!
– hormonas sexuales: la progesterona y los estrógenos- hormonas femeninas- y la testosterona – hormona masculina- se forman a partir del colesterol
– otras hormonas importantes del cuerpo, que se forman en la glándula suprarrenal, como el cortisol o la aldosterona
– sales biliares: muy importantes en la digestión ya que son esenciales para absorber ciertos nutrientes grasos
¿De dónde viene y cómo se produce?
Una parte proviene de lo que comemos: es el colesterol externo y curiosamente representa la tercera parte de la cantidad que tenemos en el cuerpo.
Pero las dos terceras partes, o sea la mayoría – el colesterol interno– lo producimos nosotros mismos, sobre todo en el hígado. Esto es así desde el principio de los tiempos, posiblemente porque nuestros ancestros de la prehistoria no comían muchas grasas saturadas y el cuerpo se las ingenió para producirlas. Puede parecer asombroso que comiendo tanta carne y animal salvaje hubiera menos grasa saturada en esos tiempos, pero la realidad es que los animales salvajes y libres, que corren y hacen ejercicio, tienen menos grasas saturadas y más no saturadas.
En definitiva: ya puedes estar evitando los alimentos “con colesterol” que habrá una buena proporción que se seguirá produciendo en tu cuerpo, comas esos alimentos o no.
¿Hay factores que ayuden a disminuir la producción interna?
Los tratamientos médicos van destinados a disminuir la producción de colesterol interno con medicamentos que se llaman estatinas , que bloquean a una enzima que está al inicio del proceso de síntesis de colesterol. Pero hay que saber que estos fármacos también inhiben, al mismo tiempo, la producción de coenzima Q10 que es indispensable para la energía celular y para el buen funcionamiento del cuerpo, además de ser un extraordinario antioxidante.
Sin embargo, si examinamos qué procesos naturales ayudan a disminuir su producción interna tenemos:
- comer menos calorías
- frecuencia de las comidas
- contenido de grasas no saturadas de los alimentos
- evitar las grasas trans
- luchar contra el sobrepeso y la obesidad
- disminuir el consumo de azúcares
Explicando estos puntos en detalle:
– Comer menos calorías: alimentos ricos en nutrientes pero sin calorías extras: verduras, pescado y l aves. Las comidas muy calóricas o en cantidad exagerada acabarán produciendo colesterol aunque no lo contengan por sí mismos
– Frecuencia de las comidas: las personas que hacen pequeñas comidas cada 4 horas, para no mantener nunca el estómago vacío durante largas horas, tienden a tener menos colesterol que las que están largas horas sin comer y luego se ponen las botas. Lo ideal es 5 comidas al día: un buen desayuno, una buena comida y una cena ligera, con colaciones a media mañana y media tarde es lo ideal
– Contenido de grasas no saturadas de los alimentos: las grasas omega 3 , presentes en el pescado azul son beneficiosas para la salud cardiovascular
– Evitar las grasas “trans”: son muy peligrosas para la salud y puedes encontrarlas en los alimentos procesados con el rótulo “aceite hidrogenado o parcialmente hidrogenado”. ¡Conviene leer las etiquetas! Hay países cuyas legislaciones les obligan a poner una etiqueta tipo “contiene grasas trans” o “no contiene grasas trans”. Por eso ¡cuidado con los aceites vegetales… hidrogenados!Dices: “Vale, no voy a comer mantequilla porque lleva grasas saturadas y colesterol”. ¡Y caes en una margarina hecha con “aceite vegetal hidrogenado”, que es aún peor!
– Luchar contra el sobrepeso y la obesidad: muchas veces aparece en un contexto mucho más amplio, que es el llamado síndrome metabólico, que también tiene niveles altos de triglicéridos , otras grasas que- curiosamente – no parecen importar demasiado. ¡Pues si importan! El síndrome metabólico también se detecta por el mayor perímetro de la cintura y grasa abdominal. Si este es el caso, la prioridad no es sólo bajar el colesterol sino también bajar el peso.
– Disminuir el consumo de azúcares: te puede llamar la atención. ¿Qué tiene que ver el azúcar con el colesterol? Bueno, hay otros marcadores importantes de riesgo cardiovascular que no se suelen pedir en la práctica diaria y que son las lipoproteínas, que pueden ser de tipo A o B. Las B producen más colesterol malo y están influenciadas por la dieta: cuánto más azúcares, más colesterol malo.
¿Por qué el colesterol puede ser peligroso ?
Clásicamente se lo describe tapando las arterias, como una tubería que se hubiera embozado. Y es cierto, sólo que la salvedad importante es que el que más afecta las arterias es el colesterol oxidado, ya que , como grasa que es, puede oxidarse y ponerse rancio. Y éste es el peor para nuestras arterias.
El colesterol oxidado no se detecta en los análisis de rutina, pero si se puede intuir una mayor oxidación en personas que fuman o en caso de consumir pocos alimentos antioxidantes, como frutas y verduras. Por eso es importante que respetemos las cinco raciones al día entre frutas y verduras.
Una última reflexión. Si bien hay una mayor conciencia sobre los riesgos del colesterol elevado, los niveles muy bajos no parecen llamar la atención general, y sin embargo pueden asociarse a trastornos como la depresión, la disminución de la memoria y concentración – nuestro cerebro contiene mucha cantidad de esta sustancia- y la disminución de la libido o deseo sexual.
Por eso es sabia la frase que dice: ¡ Todo en su justa medida!: sin niveles muy altos pero que tampoco sean demasiado bajos.
Este post es meramente divulgativo, de carácter general y no particular. A través de este medio no se realizan tratamientos ni comentarios sobre casos particulares.
Al ser de carácter público no se alienta la publicación de datos personales ni la historia clínica individual.
Excelente dra. Le agradezco la información. Amelia esther
Muchas gracias Amelia! Me alegro que te haya resultado útil. un saludo cordial