Estrés y piel : cómo se relacionan

 In Dermatología

Hablar de estrés y piel es algo que a muchas personas puede resonarle en el día a día. La intención de este post es abordar este tema con las más recientes publicaciones científicas de hoy en día.

El estrés es un factor crucial en el desarrollo de muchas enfermedades dermatológicas. A su vez, las afecciones cutáneas, tan a la vista, pueden causar profundo estrés y desazón en quienes la padecen. Por lo tanto se entra en un círculo vicioso. Es importante y necesario entender, por lo tanto, la relación entre estrés y piel

Actores principales en el tema  estrés y piel

El estrés es una respuesta fisiológica del cuerpo ante una situación que se percibe como una amenaza siendo el estrés crónico el más habitual en nuestra sociedad.

La piel, como interfase vital con el medio ambiente, posee su propio sistema inmunitario. Es decir: es un órgano barrera. De un lado está nuestro cuerpo y del otro el medio ambiente. Por lo tanto, como todo órgano barrera tiene que tener un sistema inmunitario propio y eficiente, para defendernos ante distintas amenazas.

El  sistema neuroendocrino  juega un papel central en la respuesta de estrés en el cuerpo.  Se llama así a la interacción entre el sistema nervioso y el sistema endocrino con sus hormonas: cortisol y adrenalina como principales.

Las alteraciones inmunitarias inducidas por el estrés alteran el delicado balance entre células inmunitarias y mediadores inflamatorios, lo que conduce a desregulación inmunitaria y aumento de la susceptibilidad de padecer ciertas enfermedades cutáneas

Circuito de respuesta al estrés en la piel

Imaginemos una señal percibida en el cerebro como amenaza. Una situación de cualquier índole (social, laboral, familiar, etc). Esta señal es transmitida desde el cerebro al resto del cuerpo mediante una serie de mediadores que incluyen el eje hipotálamo- hipofisario- adrenal, el sistema nervioso simpático y las hormonas.

Esas señales son captadas por los receptores  (“antenas”) que tienen nuestras células que a su vez emiten una serie de respuestas efectoras (respuestas de acción)

Según la señal percibida se “comunicará” a distintas células de la piel que actúen.  Por ejemplo, se puede “pedir” a los mastocitos que liberen sus gránulos con histamina y otras sustancias. O se puede pedir a otras células como los linfocitos, los macrófagos y las propias células epiteliales que inicien la respuesta inmunitaria que les corresponda.

Recordemos que estas células están presentes en el sistema inmunitario de la piel y que pueden liberar unas sustancias llamadas citoquinas para iniciar distintas respuestas (alérgica, inflamatoria, etc). En un post anterior sobre el sistema inmunológico se detalla el tema.

Acciones  del estrés en el sistema cutáneo

Estas actividades tienen una gran repercusión, exacerbando enfermedades pre existentes o precipitando un brote.

Cuando vemos el circuito antes comentado se entiende que muchas enfermedades cutáneas puedan verse involucradas, las más comunes son:

En conclusión

Estrés y piel es una asociación que debe ser explorada en las enfermedades cutáneas.

El estrés no es la única señal que recibe la piel.  En el organismo todo es complejo y por tanto también se reciben señales  desde el intestino (eje intestino-piel) o incluso desde la propia piel, por acción externa de tóxicos, polución o bacterias.

Este post es meramente divulgativo,  de   carácter general y no particular. A través de este medio no se realizan tratamientos ni comentarios sobre casos particulares.

Al ser de carácter público no se alienta la publicación de datos personales ni la historia clínica individual. Ante una consulta personal se aconseja acudir a su médico.

 

 

 

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